martes, 13 de octubre de 2009

Moneda, ingreso y clases.

Antes de la emisión de papel – moneda y de la moneda escritural (cheques, pagarés, etc.), las transacciones comerciales se realizaban por medio de un equivalente general de valor económico: los metales preciosos (oro y plata); y las pequeñas compras y ventas individuales, en el comercio minorista, se hacían regularmente con monedas de cobre y plata. Bajo el sistema de las monedas metálicas, la inflación monetaria era más lenta que con el régimen del papel – moneda; pues era necesario dividir o subdividir las monedas de oro y plata en otras menores, conservando su antiguo valor numeral; pero no su verdadero valor intrínseco, real.

A finales del siglo pasado, los países se dividieron entre monometalistas (“gold buillion Standard”) y bimetalistas (plata y oro, monetariamente en concurrencia); pero se impuso, posteriormente, el patrón-oro, naufragado luego de la primera guerra europea, en 1931-34, cuando la libra esterlina se devaluó y abandonó el patrón-oro en 1931, y el dólar, en 1934, desoyendo entonces Roosevelt las recomendaciones de la Conferencia Económica Mundial de Londres, a la cual bloqueó Estados Unidos.


El “gold Exchange Standard” (medida aritmética entre el oro y las divisas fuertes como la libra y el dólar) ya regía a principios de siglo, para la India, el Japón y otros países, que aceptaban como valor-reserva de sus bancos centrales, el oro, la libra esterlina y el dólar. En el caso de la India, que entonces era una colonia británica, se explica que considerase a la libra-papel como valor equivalente al oro. Sin embargo, cuando la libra esterlina se devaluó en 1931, quienes le habían tenido fé perdieron mucho económicamente, cosa que pudiera repetirse, otra vez, con la esterlina y el dólar; ahora que el “gold Exchange Standard” se aproxima a su cierta quiebra, por la insuficiencia de reservas de oro de Estados Unidos e Inglaterra para responder a sus cuantiosas obligaciones internacionales, en divisas debidas a otros países; pero no convertidas en oro.


Bajo las determinantes históricas de las depresiones económicas y de las crisis monetarias, el régimen capitalista ha pasado por los siguientes sistemas monetarios:


a) oro, plata y cobre amonedados;

b) patrón-oro en lingotes (“gold buillon Standard”);

c) patrón-oro (circulación monetaria en papel controlada por un determinado porcentaje de ella en oro, arriba de lo cual no se podía emitir moneda sin que entrara más oro, o sin que hubiera más producción de bienes y servicio);

d) oro-patrón-divisa (gold Exchange Standard), que está actualmente en vigencia, en el Fondo Monetario Internacional (FMI), más simbólica que realmente, en el texto de su constitución pero no en la realidad luego de la desmonetización del dólar, de su inconvertibilidad en oro.


En las sociedades de clases poseedoras y desposeídas de la riqueza social, en la economía mundial dirigida por los países industrializados sobre los países subdesarrollados, en un mundo dividido entre el bloque soviético y el bloque occidental, las monedas no son objetivamente valor equitativo para todos, ya que el dólar controla el sistema monetario internacional, en el Oeste, y el rublo en igual medida, lo hace en el Este, en el COMECON. Así las cosas, el hegemonismo soviético, en su zona monetaria, y el imperialismo del dólar, en la suya, establecen relaciones de intercambio inequitativas, favorables al rublo y al dólar, creando así una economía mundial dominada por el Kremlin o Wall Street.


En la esfera de las economías nacionales, las monedas no son patrón de valor equitativo para todos, ya que cada clase social recibe diferentes cantidades de dinero según el estamento a que pertenece, creando así consumos desiguales, distintos niveles de vida, que se traducen en clases distintas, pobres o ricas, dominadas o dominantes. Estas diferencias socio-económicas son diáfanas en el Oeste, donde la propiedad privada de los medios de producción y de cambio, determina que una minoría sea capitalista y una mayoría asalariada, dependiente del capital privado. En el Este como el Estado es el propietario de los medios de producción y de cambio, de las empresas, de los bancos, de la tierra, de todo y de todos, la existencia de las clases, en el sentido clásico de la sociología marxista, se halla velada, mediante categorías semánticas o nominalistas: “sociedad socialista”, “Estado de todo el pueblo”, “propiedad social”, “sociedad sin clases”, “sociedad comunista”: pero, en realidad, el dinero repartido tan desigualmente en Rusia como en los países capitalistas, crea ingresos diferenciales tan desiguales como en el Occidente burgués. Así, pues, en el Este existen clases sociales dominantes y dominadas, bajo la burocracia totalitaria y el pueblo asalariado por el Estado-patrón, empresa monopolizada por la burocracia. Por otra parte, el ingreso monetario de un campesino koljosiano es menor que el de un obrero industrial urbano y el de un obrero muy inferior al de los pocos dirigentes que figuran en la “Nomenclatura”: oligarquía roja.


En suma, el dinero para que no crease clases sociales antagónicas, tendría que ser medio de cambio en una sociedad basada en la igualdad económica entre los hombres, en una economía autogestionaria de las empresas de los servicios sociales y públicos, en una democracia directa, sin parlamentarismo burgués o burocrático, sin profesionales de la política, sin partidos políticos burgueses o pequeño-burgueses, a fin de que el pueblo trabajador se autogobierne en una democracia de participación plena.


No hay comentarios:

Publicar un comentario